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Edgar Cayce, el profeta que predijo la muerte de Kennedy y la suya propia

Edgar Cayce es una de las figuras más enigmáticas del siglo XX. Nacido en un pequeño pueblo de Kentucky en 1877, alcanzó fama y reconocimiento por sus supuestos dones sobrenaturales, que, según sus seguidores, no solo le permitían predecir el futuro, sino también curar enfermedades y acceder a conocimientos del pasado. Falleció en enero de 1945 en Virginia Beach, dejando tras de sí un legado de predicciones y misterios que aún hoy generan debate.

Entre sus vaticinios más célebres se encuentran el colapso de Wall Street en 1929, el inicio y el fin de la Segunda Guerra Mundial y las muertes de Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy. Pero, quizás, lo más sorprendente es que él mismo predijo la fecha exacta de su muerte con tres días de antelación.

El “Profeta Durmiente” y su don en estado de trance

Cayce fue apodado el “Profeta Durmiente” porque solo manifestaba sus facultades extrasensoriales cuando entraba en un estado de sueño profundo. En esas sesiones, sus seguidores aseguraban que podía hablar lenguas muertas y acceder a información imposible de conocer por métodos convencionales. Sin embargo, él mismo afirmaba que, al despertar, no recordaba nada de lo dicho o hecho durante el trance.

Su habilidad fue puesta a prueba en 1943, cuando el Gobierno de Estados Unidos le pidió ayuda para localizar soldados desaparecidos en combate. Sorprendentemente, logró identificar el paradero de la mayoría de ellos, lo que reforzó la creencia en sus poderes.

Desde muy niño, Cayce ya mostraba signos de poseer habilidades fuera de lo común. Con tan solo siete años, aseguraba ver auras en las personas, escuchar voces y percibir la presencia de figuras del pasado. Estas afirmaciones fueron vistas con escepticismo en su entorno, e incluso su propia familia lo ridiculizaba, creyendo que sufría algún trastorno.

Uno de los episodios más inquietantes de su vida ocurrió cuando, tras un colapso repentino, un médico certificó su muerte. No obstante, despertó justo cuando estaban a punto de colocar su cuerpo en el ataúd, regresando a casa como si nada hubiera ocurrido.

Su relación con la medicina y las terapias alternativas

A los 23 años, mientras trabajaba como vendedor de seguros, sufrió una afonía total que le dejó sin voz durante un año entero. La curación llegó de forma inesperada gracias a la intervención de un hipnotizador llamado Al Layne, quien no solo le devolvió la voz, sino que también se convirtió en su socio.

En 1912, fue contratado para localizar petróleo en Texas, pero su predicción resultó errónea. Años después, estableció un hospital en Virginia Beach, donde empleaba métodos como la hidroterapia, los masajes, el uso de hierbas medicinales y el ejercicio físico para tratar a los enfermos. Su reputación como vidente le otorgó gran popularidad, y su centro tuvo un éxito considerable.

Además de sus capacidades proféticas, Cayce tenía una energía inagotable. Mientras desarrollaba un juego de cartas basado en el mercado de valores, dedicaba su tiempo libre al estudio de disciplinas esotéricas como la reencarnación y el karma. Defendía la idea de que “todo lo que ha sucedido en el Universo se encuentra registrado en el éter”, una creencia que marcó su visión del mundo.

Fe y visión de un futuro armonioso

Profundamente religioso, desde su juventud se desempeñó como pastor en la congregación de los Discípulos de Cristo. Sus predicciones estaban estrechamente ligadas a su fe y creía en la llegada de una nueva era de paz y armonía mundial tras milenios de conflictos.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que esta última profecía aún está lejos de cumplirse.