En la última gala de Operación Triunfo 2023, algo llamativo sucedió: los límites se expandieron más allá de lo común. La comidilla de la noche no fueron los concursantes, sino los destapes: se vieron más pezones que en todas las galas anteriores combinadas. Nueve, para ser precisos. Sin embargo, ¿por qué esta obsesión con empujar a los participantes fuera de su zona de confort esta temporada? ¿Realmente alguna vez lo lograron artistas emblemáticos como Rosa, Chenoa o Bisbal en sus respectivas ediciones? ¿Acaso salir de la zona de confort significa simplemente interpretar una canción?
La actuación grupal, esperada como un gran derroche de energía juvenil, resultó ser sorprendentemente comedida. ¿Acaso nos hemos encariñado tanto con estos concursantes en la mitad de la temporada que estamos hipnotizados por su encanto? Este fenómeno no es nuevo, ya nos llevó a creer hace años que Ana Guerra era comparable a Madonna. La expresión de Bea durante los ensayos se hizo viral porque muchos se identificaron con ella: representa a quienes han tenido que soportar la canción “Quédate” una y otra vez este verano, una pieza cuyo sentido se encuentra en tener un cóctel en la mano (preferiblemente, el sexto). No bailarla te convertía en un extraño para tus amigos, pero la verdad es que “Quédate” es imposible de bailar y parece destinada a aquellos hombres que aún asocian bailar con algo ajeno a su masculinidad.
En el escenario, Bea mostró más desenvoltura que en los ensayos, aunque su semblante todavía reflejaba una sensación de posible nominación. Paul, quien la semana pasada fue criticado por ser histriónico, decidió llevar su exuberancia a otro nivel, eclipsando incluso al personaje cómico conocido como “El Neng de Castefa”. Todos usaban gafas de sol, quizás como un escudo ante la vergüenza, excepto Naiara, cuyas cejas funcionaban como las patillas de unas gafas. La iluminación hacía difícil distinguir sus expresiones faciales, como adentrarse en la mente de alguien bajo los efectos de una sustancia que altera la percepción.
Chenoa dio la bienvenida al jurado mientras Buika, con su característica energía, invitaba al público a “sentir el poder”. Se refería, claro está, al poder de su actuación. Pablo Rouss, por su parte, elogió el talento de los concursantes, un comentario recurrente en todas las galas hasta el momento.